18.1 Concordancia de los tiempos- Introducción

Entendemos por concordancia de los tiempos el hecho que hay que respectar la cronología de los hechos incluso en el caso que los acontecimientos son racontados o imaginados por alguién. En general se distingue entre el discurso directo y la concordancia de los tiempos propiamento dicho.

Discurso indirecto
a) María dijo que Juán había perdido su mondero. (antes)
b) María dijo que Juán perdía su monedero. (al mismo tiempo)
c) María dijo que Juán perdería su monedero. (después)

Concordancia de los tiempos (si el verbo exige el indicativo)

a) María pensaba que Juán había perdido su monedero. (antes)
b) María pensaba que Juán perdía su monedero. (al mismo tiempo)
c) María pensaba que Juán perdería su monedero. (después)

Concordancia de los tiempos (si el verbo exige el subjuntivo)

a) María temía que Juan hubiese perdido su monedero. (antes)
b) Maía temía que Juán perdiera su monedero. (al mismo tiempo / después)
c) María temía que Juán perdiera su monedero. (después / al mismo tiempo)

Tanto en el discurso directo como en la concordancia de los tiempos se trata de establecer la cronología de los hechos si los acontecimientos son imaginados o racontados por alguién. En todas estas frase hay una tercera persona, digamos un Andrés, que cuenta lo que otra persona, por ejemplo una ficticia María, ha dicho o imaginado y lo dicho o imaginado puede haber ocurrido antes, al mismo tiempo o después de haber sido imaginado o racontado. El ancla para ubicar estas acciones no es el momento en el cuál el ficticio Andrés cuenta o imagina lo que la ficticia María ha imaginado o racontado, sino el momento en el que María lo cuenta o imagina. Es de aclarar si lo acontecimientos ocurrieron antes, al mismo tiempo o después de que María lo dijo, pensaba o temía. El problema siempre es el mismo, sea que se trate del discurso indirecto (alguién cuenta lo que otro cuenta / contó), sea que se trate de la concordancia de los tiempos en general (uno cuenta lo que otro se imagina / se imaginó), sea que el verbo exige el indicativo, sea que exige el subjuntivo. En a) los acontecimientos ocurrieron antes de ser racontados / imaginados. En b) acontecían en el momento de ser racontados / imaginados y en c) después de haber racontados y imaginados. La única diferencia que existe es entre un verbo que exige el indicativo y uno que exige el subjuntivo. Si el verbo introductorio exige un indicativo se puede distinguir entre simualtanidad (imperfecto: perdía) / posterioridad (condicional I: perdería). Esto no es posible si el verbo introductorio exige el subjuntivo (en ambos casos se utiliza el imperfecto de subjuntivo, si el verbo indicativo está en un tiempo de pasado o el presente de subjuntivo, si el verbo está en un tiempo del presente).

Lo que hay que ver, en ambos casos, sea que se trate del discurso directo, sea que se trate de la concordancia de los tiempos, es que el ancla es el momento en el cual los acontecimientos son contados o imaginados por María. No tiene ninguna importancia en que espacio temporal se encuentra la persona que cuenta lo que otra persona contó o se imaginó. Un ejemplo.

El martes María dice: Creo que el lunes robaron el monedero a Juan.
El jueves Andrés cuenta lo que María dijo: María creyó, que el lunes habían robado el monedero a Juan.

Andrés cuenta el jueves lo que María creyó el martes sobre algo que había pasado el lunes. Más claro queda todavía, María cree que el miércoles van a robar el monedero a Juan. Este ejemplo muestra que el ancla es María y como María lo creyó el martes hay que describir los acontecimientos que ella se imaginó con el plusquamperfecto, porque los acontecimientos ocurrieron con anterioridad. Ver esto es útil para los capítulos que siguen.

El martes María dice: Creo que el miércoles van a robar el monedero a Juan.
El jueves Andrés cuenta lo que María dijo: María creyó, que el miércoles robarían el monedero a Juan.

Si el ancla fuera el momento en el cual se encuentra Andrés debería ser un indefinido (....que el miércoles robaron....), porque visto desde el jueves debería ser un pasado. Pero el momento en el cual se encuentra Andrés no tiene ninguna importancia. El ancla es el momento en el cual se encuentra María, o sea el martes, y por lo tanto tiene que ser un futuro visto del pasado.

El último punto que hay que ver es que en el "discurso indirecto / concordancia de los tiempos" los tiempos pierden completamente su función original. Esto vale sobre todo para el imperfecto. El imperfecto describe normalmente acciones que se repetían regularmente en el pasado (Siempre cuando venía, traía un regalo), acciones paralelas (Mientras él hacía la cocina, ella dormía), acciones de fondo (Estaban leyendo un libro, cuando entró por la puerta) o acciones cuyo comienzo o fin se desconoce o es irrelevante (Era pobre, pero feliz). En el contexto del discurso indirecto la única función es describir la simultaneidad. Miramos esta frase.

Dijo que le coche se estrellaba contra el muro.

Es obvio, que solo en este contexto el verbo estrellar puede estar en imperfecto. Si un coche se estrella contra un muro no se puede tratar de una acción de fondo en la cual está instertada otra acción, algo como "El coche se estrellaba contra el muro, cuando ella cruzó la calle" o "Mientras el coche se estrellaba contra el muro, ella leía un libro" o algo por el estilo no es posible. Si un coche se estrella contra un muro mientras otra persona lee toda una novela, no habría tantos accidentes mortales. Pero en el discurso indirecto o en la concordancia de tiempo el verbo estrellarse puede aparecer en imperfecto porque el imperfecto pierde todas sus funcinones originales, su única función en este contexto es expresar la simultaneidad entre el momento en el cual los acontecimientos son imaginados y el momento en el cual estos acontecimientos suceden.

Por último hay que decir que en cuanto se refiere al aprendizaje del italiano todo esto no tiene mucha importancia, porque casi no hay diferencia entre el español y el italiano. Las reglas del discurso indirecto y de la concordancia de los tiempos son los mismos en español y en italiano. Por lo tanto un hispanohablante intuitivamente va a aplicar estas reglas, aunque puede ser útil de haber reflexionado una vez sobre estas reglas.

Sin embargo hay un par de diferencias realmente soprendentes, de la cuales vamos a hablar en este capítulo.

En los capítulos siguientes nosotros no vamos, muy al contrario de lo que se hace en todas las gramáticas, distinguir entre el discurso indirecto y la concordancia de los tiempos, porque el discurso indirecto es solo un caso especial de la concordancia de los tiempos, al menos en cuanto a las lenguas románicas se refiere. Distinguir entre el discurso indirecto y la concordancia de los tiempos no conviene desde un punto de vista didáctico, porque esto insinúa que se trata de dos fenómenos distintos, lo que no es el caso.

No va a interesar a nadie, pero en otras lenguas, por ejemplo en alemán, tiene sentido de distinguir entre el discurso directo y la concordancia de los tiempos en general, porque en algunas lenguas el discurso indirecto no es solamente un caso especial de la concordancia de los tiempos en general. El autor tampoco presentaría en estos casos el discurso indirecto como algo completamente distinto que la concordancia de los tiempos, pero en estos casos es más justificado que en el caso de las lenguas románicas de presentarlos como dos sistemas distintos.







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